domingo, 25 de julio de 2010

Lío de vanidades. El pleito entre la PUCP y el Arzobispado.

Las últimas semanas en el ámbito universitario se ha hablado mucho del término “autonomía” como un escudo que representa la fe de una casa de estudios, la fe que deposita el estudiante. Se ha hablado de conciertos, de marchas, de actividades y festividades poco festivas, de sentimientos encontrados, de boletines y revistas que defienden el honor, se ha hablado de la mancha y del detergente para la mancha. Estas semanas se ha tratado de dar explicaciones a un tropiezo cometido por las autoridades de la PUCP, se ha intentado explicar el desliz ante el Tribunal Constitucional, máximo intérprete de la carta magna o constitución. Pero ¿qué tanto sabe el estudiante católico acerca de esta metida de pata de sus autoridades? ¿le interesa al estudiante universitario saber el porqué de la verdadera autonomía? ¿el estudiante de la católica sabe más cagar en los baños del McGregor que lo que pasó en realidad?
En una de mis visitas a esta hermosa universidad, llena de ardillitas, leones, venados y gallinazos, se me es repartida una revista estudiantil que más de la mitad de su contenido llevaba información sobre el proceso que siguió esta casa de estudios defendiendo su autonomía, honor y el talento de sus abogados… y su dinero. Estudio derecho, pero no entendí a fondo el contenido de estas publicaciones; necesitaba que me lo explicaran como a un retrasado mental paso por paso este pleito católico. En fin, lo último que pretendo es caer en el litúrgico lenguaje jurídico, desearía que cualquiera que lea esto entienda la riña que se suscito entre estos templarios académicos y el Arzobispado de Lima.

José de la Riva Agüero y Osma fue un escritor, ensayista e historiador peruano que llego a ser Alcalde de esta pintoresca ciudad, ocupó altos cargos públicos y perteneció a una familia proveniente de la nobleza colonial limeña. Ante todas las cosas es recordado como un beato de alta envergadura. José de la Riva Agüero (en adelante: JRA) tuvo un sueño, quiso que una universidad con identidad católica sea la que maneje el poder de la educación superior en este país ¿lo logró? No le quitemos merito a la PUCP. JRA, dueño de inmensos terrenos heredados, tuvo la intención de ceder póstumamente sus bienes a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; como vio que durante esos años el ateísmo gobernaba la cabeza del estudiantado en la decana de América decidió no otorgar nada a donde pertenecía su alma mater y sí a una Universidad que se acoplaba a su ideología cristiana. Es así que redacta una serie de testamentos cediendo sus inmensos terrenos a la Universidad de ardillitas y de imprólogos. Pero ¿cuál es el lío? Este notable limeño designa en estos documentos el futuro de sus bienes a una Junta: representada por el rectorado de la institución y una representación del arzobispado; dicha Junta velaría por la riqueza, por la categorización de mis amigos pobres, por el talento derramado de todos los que intentan actuar y el espíritu político casi senderista de sus movimientos estudiantiles, Junta que sería los ojos y bolsillos del corazón de la Pontificia ya que los bienes en herencia tienen que ver de una u otra manera con todo lo mencionado anteriormente.

Hablemos de los testamentos. Los testamentos dejados por JRA son el perfeccionamiento de un mandato, no contradictorios entres sí, solo complementarios. No se necesita ser abogado para entender lo que dice Riva Agüero en su último testamento (el valedero):“[…] otorgo este mi testamento ológrafo [el de 1938 mencionado], para que amplíe y modifique mi anterior testamento cerrado que otorgué hace años ante el notario Rivero y Hurtado [el de 1933], y que guarda hoy en su poder mi amigo y albacea el señor doctor don Constantino J. Carvallo.- Las disposiciones de ese testamento cerrado quedan vigentes en cuanto no se opongan a las del presente según lo determina el artículo setecientos cuarentiocho del actual Código Civil.- Si por cualquier causa, no valiere o se extraviare, o yo revocare ese testamento cerrado, regirá sólo como mi última voluntad el presente que escribo pues los anteriores testamentos que hice en Roma y Lima quedan revocados expresamente, sin más excepción que el dicho cerrado de veintitrés de mayo de mil novecientos treinticinco y el tres de diciembre de mil novecientos treintitrés ante el mismo notario [el que llamamos testamento de 1933] (sic.)”.

En síntesis para entender el testamento de 1938, son cuatro los puntos más importantes. Lo señala en su artículo de Le Monde diplomatique, el abogado Henry Bullard:
1. Instituir a la Universidad Católica como principal heredera de sus bienes.
2. Nombrar una junta.
3. La junta es perpetua administradora de los bienes.
4. La junta tiene la condición de insustituible.


La posición de las actuales autoridades de la Cato señalan que el testamento que rige es el de 1933, el anterior al de 1938, en el que JRA establece que a su muerte la Universidad recibía los bienes si continuaba existiendo después de 20 años de su fallecimiento, éstos pasaban en propiedad. Esta posición no solo es contraria al mismo Código Civil que señala que el testamento posterior prima sobre el anterior; sino que, va en contra de la posición que sustentó la PUCP, por intermedio de su entonces Rector, Monseñor Fidel Tubino Mongilardi, incluso judicialmente, en el proceso seguido en 1957, que permitió sostener que el último testamento era el de plena vigencia y debía ser inscrito en mérito al auto judicial del 7 de noviembre del año antes mencionado. Entonces la Católica a sabiendas de lo hecho por su anterior Rector trata de utilizar un recurso totalmente errado.

¿Qué pasó con el Arzobispado? En los años 1994, tras un acuerdo interno, el Arzobispado limita su accionar en la administración de los bienes dejando como único encargado a la institución universitaria. Tal acuerdo jamás llego a Fe pública registral (o sea, jamás se inscribió) y en el año 2007 un representante de monseñor Cipriani, llamado Victor Muñoz Cho, pide una reunión para que la junta administrativa, que en esos momentos le pertenecía al rectorado, le rinda cuentas y le enseñe las facturas de los últimos años desde que dejo la administración; antes que me olvide, también pidió una auditoría contable ¿Si los burócratas académicos han hecho las cosas de forma transparente por qué negarse a tal junta y a tal auditoria? Y ¿Por qué le interesaba ahora al arzobispado la Junta, después todos los años que se limitaron a actuar? Natale Amprimo, abogado del Arzobipado de Lima, sostiene que: “[l]a controversia consiste en determinar si las actuales autoridades de la universidad vienen o no respetando los mandatos de quien ha sido su principal benefactor, don José de la Riva Agüero y Osma”. O sea, el doctor Amprimo con justa razón hace creer al común denominador de la sociedad que el Arzobispado por amor a JRA quiere cuidar sus bienes. La postura del Abogado es lógica, pero, a estas alturas, todos sabemos que Cipriani no tiene ni corazón y es más a ateo que John Lennon.

En efecto, la Cato inicia una acción de amparo, en la que sostienen que el señor Muñoz Cho al convocar a la Junta ha amenazado los derechos a la propiedad, a la autonomía universitaria y a la inmutabilidad de acuerdos, invocando:
- En cuanto al derecho de propiedad; que en 1964, al cumplirse los 20 años posteriores a la muerte de JRA y en merito al testamento de 1933, sostienen que estos bienes le pertenecen de manera absoluta.
- Sobre la autonomía universitaria, la solicitud del señor Muñoz, de convocar a la Junta, constituye una intromisión a su autonomía, reconocida por la constitución y la Ley Universitaria.
- En cuanto a los derechos a la inmutabilidad de los acuerdos, la solicitud del señor Muñoz Cho viola el acuerdo de 1994 que resulta ser inmodificable al haber transcurrido más de diez años desde su adopción sin que nadie lo objete.

Esta medida de amparo tras no tener un grato recorrido en las dos salas civiles por las que se paseó, llega al Tribunal Constitucional sin tener sustento alguno, sin contar con pies ni cabeza, o bueno, siendo un Frankenstein. Cómo es lógico y con ganas siempre de excederse, el TC les reparte lapiceros y hojas a los abogados de la católica, los distribuye en sus carpetas y les da una verdadera clase de Derecho Constitucional. Y en su falló declara infundada la acción de amparo sosteniendo:

- Que la voluntad del testados se tiene que cumplir con exactitud, más aun si ya no está el testador, como es el caso de JRA.
- Que el paso de los años nunca justifica la violación de un testamento.
- Que los testamentos no son modificables por los herederos
- Que los testamentos claros no se interpretan. Se cumplen.
- Que entre varios testamentos prima el ultimo
- Que cuando un heredero acepta una herencia con condiciones, luego no puede incumplir las condiciones y quedarse con la herencia.
- Que es una incidencia que el heredero anteponga su interés al del testador
- Que cuando un miembro del tribunal constitucional resulta juez y parte en una causa, debe inhibirse, y si se niega a hacerlo , el tribunal actúa con firmeza en defensa de su imparcialidad
- Que los herederos manifiestan respeto a sus benefactores cumpliendo los objetivos confesionales para los cuales dejaron su patrimonio.
- Que el doble discurso es siempre inaceptable (¿enseñando clases de ética a unos fieles religiosos?)

Qué es lo que responde Marcial Rubio Correa (que en la foto parece Al Pacino en Pactando con el diablo), Rector de la Universidad Católica, ante este cachetadón con flema que le metió el TC, en una entrevista que dirige Raúl Vargas en RPP: “Si hay diversos testamentos se trata de unificar lo que todos ellos dicen, y si esa fusión es posible esa es la interpretación, solo cuando un testamento dice A y el otro dice no A, no habrá fusión”. Obviamente este ilustre académico debe estar drogado al decir tal cosa, porque no tiene que ser contradictorio necesariamente, simplemente que el ultimo marque claramente las limitaciones del anterior (hablando de testamentos y sentido común); luego dice que: “[la] junta está conformada por un representante del Rectorado, o sea, yo y por uno que se asigne. En el caso que haya discrepancia, ahí recién, decide el Arzobispo”. Rubio Correa en esa entrevista era escuchado por muchos padres y alumnos que se preguntaban por el futuro de su centro de estudios, es claro que dirá lo que la gente quiere escuchar. Al decir “el que se asigne” no está siendo objetivo ni veraz, pues trata de enmascarar información importante, ya que EL QUE SE ASIGNE es un representante del Arzobispado y en el caso de que se cree polaridad de ideas, el arzobispo resuelve. Esto quiere decir que si Pablito y Juancito se pelean, el papá de Juancito decide quién tiene la razón. Marcial Rubio no puede decir en señal abierta que la PUCP será minoría dentro de la PUCP.

En resumen, para que entiendan los que no son abogados ni tienen que ver nada con el derecho, la PUCP se basa primigeniamente de una renuncia no registrada del arzobispado, para hacerse dueña de la administración de los bienes de JRA, y luego tratar de sustentar su poder en la Junta con clausulas de un testamento de 1933 que ya no es válido por que se encuentra delimitado por el de 1938 (aunque Marcial Rubio, después de haber chacchado dos toneladas de hoja de coca dice que lo ideal es fusionar los testamentos). El Tribunal Constitucional declara infundada la Acción de Amparo que plantea la PUCP en contra del representante del Arzobispado. El TC en sus páginas donde resuelve este tema, le da a los abogados de la “CATO” una paliza que daña el intachable honor (bueno eso dicen mis amigos de esa universidad) que tienen algunos maestros del derecho como Monroy Galvez o Jorge Avendaño. Ahora la PUCP se queja en todos los medios de que el Tribunal Constitucional se extralimito en sus deberes y que no saben nada de testamentos. El que se pica pierde.
Yo interpretaría este accionar de la PUCP como un reflejo de su soberbia, ya que esta universidad cree, desde los alumnos, ser la cúpula del poder estudiantil. Y no niego que es una universidad muy bonita, organizada y que sus ratones “comecastañas” le da un toque mágico de jungla con libros; pero de ahí ¿intentar amedrentar con su supuesto poder al Tribunal Constitucional? Creo que aspiraron demasiado y ellos fueron los que se excedieron.

Querida PUCP, creo que esto les ha demostrado, que ustedes no descubrieron el ius commune. Son una universidad de prestigio, hermosa y con gente de primera, pero no les vendría mal cerrar su facultad de derecho unas temporadas; tal vez así borren el papelón que hicieron sus mejores abogados en los pisos del TC.
Quiero terminar diciendo que yo no tengo nada contra la PUCP, menos contra los estudiantes de esa universidad, ya que ellos no son los diez huevones que se arrancan los pelos por administrar los bienes de JRA. Y los que no se han dado cuenta, traten de entender que éste no es un lío de autonomías universitarias, este es un lío de poder y dinero, este es un lío de vanidades.

martes, 20 de julio de 2010

TRANSPORTE LENTOPOLITANO. A qué imbécil se le puede ocurrir hacer esto.

Recomendación: escuchar esto con Where is my mind de The Pixies (está en el reproductor del blog).
El metropolitano es una obra desarrollada y culminada por el Alcalde de Lima, el chiclayano Luis Castañeda Lossio; no me gustaría hacer críticas políticas sobre el segundo mandato del burgomaestre, pues serían extensas y opacarían el punto, el centro, el metropolitano. Lo que si es interesante recalcar es que, a mí parecer, Castañeda ha trabajado de forma correcta pero sin mucho sentido común y del gusto, sus obras se destacan en una gran cantidad de cemento, bien utilizado, pero inyectadas con una dosis de estupidez, una pequeña dosis de estupidez: “el metropolitano lo demuestra”.
El día viernes saliendo de visitar a mi gran amigo, el cardiólogo (sí, voy al cardiólogo a los 19 años) me di cuenta que solo tenía 30 minutos para llegar del centro de lima, más preciso, desde la Plaza de Armas hasta 2 de mayo en Miraflores, y era imposible faltar a una cita de vida o muerte. Salir del centro de lima a las 7.15 pm para llegar a tu destino en media hora es imposible, el tráfico de la ciudad, el stress colectivo, la bulla planeada y los gritos de los cobradores hacen que la ruta sea lo más parecido a una Odisea. Pensé tomar un taxi hasta la Av. Arequipa al primer paradero y luego tomar una combi para intentar pasar estas cincuenta y dos cuadras de tráfico con olor a axila de cobrador. El primer paso fue ejecutado, cogí el primer taxi para que me saque del Centro y de paso no me roben parado en una esquina colonial. El taxista con una muy bonita forma de expresarse me hablo del TRANSPORTE METROPOLITANO, se me prendió el foco y le dije que me llevara a cualquier estación de estos ómnibus; la estación estaba al costado de mi ventana, en el Real Plaza Centro. Bajé del carro y seguí las instrucciones del taxista-orador.
La entrada era subterránea y de inmediato vi el acceso al Real Plaza, entonces seguí caminando y empecé a fijarme en cada uno de los letreritos de indicaciones, cada uno tenía una copia de la indicación en ingles. Al terminar el acceso llegué a la estación, me emocioné demasiado, al borde de las lágrimas; pensé en todas las películas que en mi vida he visto, donde los besos se dan en la ESTACIÓN, donde las balaceras de san en la ESTACION, bailes, robos, persecuciones alienígenas, pensé: el Perú tiene una estación. Vi a la gente muy linda, a las mujeres muy perfumadas y a los hombres con trajes de gala, aluciné demasiadas cosas hasta que me pregunté ¿dónde se toma el tren? No hay tren ¿dónde se toma el bus? Lo consulté con un señor de bigotes con su carnet de guía y me dijo: para Miraflores estación 9 y 10, al fondo. Para decirme esto se tuvo que empinar, tuvo que arquear su brazo y señalar por encima de las cabezas que pasaban por ahí. Su dedo apuntaba al origen de la nada, exactamente al fondo, al fondo de muchas colas, al fondo de gigantescas colas bancarias, de personas haciendo filas indias por irse de un lugar a otro. Camine hasta por fin llegar al fondo, ESTACIÓN 9 Y 10 decía en un letrero grande. No llegaba a ver a los buses porque la gente era tanta que desde mi ubicación en la fila no se podía apreciar la llegada de los buses; en mi reloj eran las 7:30.
En la cola había una chica con su enamorado, calculo de unos 18 ó 19 años. Tenía la cara de Alexandre Pato, delgada, de buen cuerpo y de un cabello hermosísimo; su vestir era de bohemia centro-limeña, el enamorado era un estropajo de ilusión con polo. Me entretuve persuadiéndola el tiempo de la cola hasta que me di cuenta la hora y había pasado 10 minutos de espera para tomar mi bus, llegamos a la sección de ingreso a la “siguiente cola”, esta es para entrar al propio bus, o sea la anterior era una cola para entrar a otra. En esta sección de ingreso teníamos que colocar una carnet a una lectora para darnos el ingreso unas maquinas medio raras, que parecen tentáculos de fierro que si no eres el indicado te arrancaran los testículos. Todos pasaban de lo normal hasta que, como siempre cagándola, la máquina arrancahuevos no daba el sonidito de acceso a la siguiente fila. La vieja gorda que estaba atrás me dijo apresuraba y cuando volteo a responderle como un patán e doy cuenta que habían como cien personas formadas. Trate colocar mil veces el carnet en la lectora, en eso aparece una señorita que lo hace por mí y logra situarme en el último paso para acceder al bus. El bus demoró unos 5 minutos en recoger a la gente, entonces sume el tiempo desde mi entrada a la estación y el momento de llegada del bus, fueron 20 minutos de larga espera.
El bus llegaba y calculaba muy bien la conexión entre la puerta de éste y la salida de la estación, nunca era exacto este cálculo. Para ingresar tenías que saltar unos 25 centímetros de vacío, este vació era la separación del ómnibus con la estación y abajo veías la pista de la otrora Vía Expresa, si te fijabas bien en ese fondo estaba la cara del flaco con la guadaña, si calculabas mal te morías sí o sí (que no salgan los burócratas a decir cojudeces, eso es muerte segura). Cómo un lisiado, un Anciano, un distraído como el que les habla podrá pasar por ahí. Tuve que ir parado, ya no había asientos.
Una vez dentro, el carro parecía cómodo, sin congestión de personas y con una voz española que te indicaba el siguiente paradero. Exactamente 5 cuadras más adelante estaba la cola de personas dispuestas a entrar mordiendo cabezas si fuera posible, entraron y llenaron el bus, lo pusieron color combi, una persona se puso detrás de mí y otra adelante, hasta ahí eso ya era una combi, el siguiente paradero… 5 cuadras más adelante. La puerta del bus sonaba cada vez que se abría y a veces salidas de las estaciones no se abrían y la del vehículo hacía lo suyo; esto generaba que una persona al salir del bus se quede parado en un falso piso de medio metro donde al frente tienes la puerta cerrada de la estación y atrás la cara del flaco con guadaña.
El viaje duró 30 minutos de la estación del Real Plaza hasta la estación 2 de mayo. Mas los 25 minutos que me demoré en llegar de la estación al bus, fueron 55 minutos de mágica experiencia escuchando la voz de una española que te hablaba de paraderos, con gente que en realidad estaban igual de apurados que uno y letreritos en ingles, de sistemas modernos de transporte que ofrecen una solución clara y de el comportamiento cultural de los ciudadanos limeños. Llegué tarde a la cita y le eche la culpa al Lentopolitano.
En la estación nunca vi la seguridad necesaria para cuidar la cantidad de gente que utilizaba el transporte, noté más que un tráfico vehicular un tráfico de personas del que ahora no se habla por que hasta ese momento era gratis, pero cuando este sistema se ponga de moda, las colas no serán de un cuarto de hora si no de 30 minutos como mínimo. Los robos que se puedan producir en las estaciones, la lentitud de llegar de destino a destino por hacer estaciones cada 5 cuadras. En resumen el metropolitano tiene que ser un sistema que una puntos claves de circulación en la ciudad, pero los creadores de este transporte han ideado un sistema de combis tecnológicas. Por quitarle la cumbia y al apestoso cobrador no le das solución al transporte limeño.
Ahora lo que sí se me paso por la cabeza fue idear un atentado en una estación ya que no creo que haya la seguridad para impedir una acto terrorista. Imaginen que hermoso sería dinamitar todo, pero sin matar a nadie (ojala no lea esto un creyente evangelista o un fascista), mandar todo el trabajo de Castañeda a la misma mierda al estilo The Fight Club con la canción de The Pixies, Where is my mind. Hacer estallar todo a las 4 am solo para generar conciencia sobre los problemas del transporte; creo hasta ahora que esa es la única forma en que los dueños del municipio pueden empezar una verdadera reforma.

sábado, 10 de julio de 2010

Mi color de pintalabios: Russian Red


Lo único que puede cambiar el estado de ánimo de un ser (incluyo a los perros y algunos animales) es la creación poli tonal, la mezcla entre la voz y música, la copulación entre armonía y melodía, una canción. La música puede dar un sentido a la vida, es decir, cuando no encontramos un claro camino a nuestros pensamientos y no podemos direccionar la mente en algo claro, cuando somos invadidos por lo bueno o por lo malo, la música es lo único que nos puede hacer pensar.

“but it’s never late, it’s never late enough for me to stay
’cos I’m wasting time, I’m wasting money again
and all the cigarettes that I have never smoked
and all the letters that I have never sent.”



Cuando nos invade la depresión o la euforia se recurre las canciones para regular esos estados canallas con música suave, música fuerte, música densa, música perdida, música sin música, música sin letra; uno busca todo tipo de métodos para llenar el silencio, desde el computador hasta una vieja radio que acompañada con el azar nos va soltar algo. Creo que Lourdes Hernández entiende muy bien estas necesidades y maneja el timing adecuado para jugar con nuestros oídos con su diabólica voz.

“This never ending song is scratching, scratching my brain
like a vinyl in desire
this never ending thought is coming and is gone
it’s traveling on a plane on my way.”

Lourdes Hernández es la voz de Russian Red, sin temor a decirlo, una de las aventuras musicales más interesantes que hasta el momento he podido escuchar. Una música que transporta a mundos intimistas, desiertos, verticales lontananzas; te hace reflexionar y emocionar con un toque de tonos ingenuos y una voz que parece conocerlo todo, suave y tenebrosa, con su vestir siempre extranjero y sus letras tan extrañas, pero nada estúpidas, esta madrileña sabe lo que es ser original. Canta en inglés, pues entendió que es un lenguaje mejor articulado para su estilo y, con un buen manejo, podría pisarle los talones al castellano o alguna lengua romance.


“If my hands weren't there, like I saw in the stream
of the drawings been made on a full colour screen
If they weren't to be found, then what else
could I be?”

El proyecto surgió cuando Lourdes conoce a Brian Hunt, músico de padre inglés y madre española con el que graba una maqueta (que incluía títulos que permanecerían inéditos como "Reason", "The Night of the Paper" o "Sadie") que llega a recibir más de 70.000 visitas en el sitio web MySpace.
El nombre de Russian Red viene de un tono rojo de pintalabios con el mismo nombre que usa la propia Lourdes a menudo. Según sus propias palabras: "Tuve una banda sin nombre hace tiempo. Desde entonces me perseguía una obsesión: encontrar el nombre artístico ideal. Un día me enamoré de ese color, lo llevaba una chica. Pronuncié su nombre, ahora es mi pseudónimo."
Poco a poco empieza a hacerse muy conocida en el circuito indie español, lo que la lleva a dar más de 60 conciertos en el 2007 participando entre otros en el Primavera Sound.

Acá les dejo las tres canciones esenciales de Russian Red. El primer single : They Don't Believe, la segunda: No Past Land, y la tercera es una canción con un contenido perfecto para un momento de reflexión, para escuchar esa letra con tanto sentido y la voz de Lourdes en todo su explendor, mi canción favorita de la madrileña: Cigarettes.





Aquellos que no manejen el idioma inglés, como yo, utilicen el traductor.

martes, 6 de julio de 2010

El mundial de los románticos

Una vez conocí un argentino que me explico la receta para crear un uruguayo, me dijo:
-Gabo, tenés que agarrar un poquito de barro, ego y mierda (caca).
-¿caca?
- esperá (creo que así hablan los Rioplatenses), agarrás una olla bien grande, ponés un poquito de ego, metés todo el barro y vas moviendo de a pocos. Echas un poco de mierda y seguís moviendo, echas otro poco de mierda y seguís moviendo, echas otro poco de mierda y seguís moviendo; pero cuidado que se te pase la mierda por que te sale un argentino.
Exploté de la risa y me di cuenta del reconocimiento que los latinos sudacas tenemos por el pueblo uruguayo, que es un país pequeño, con un poco más de tres millones de habitantes y sobresaliente por su cultura.

Éste país apareció en la geografía mundial en el año 1924 cuando ganó, a punta de patadas, las Olimpiadas de Colombes en Francia y reingresa después de muchas décadas a ser foco de críticas y elogios con un planteamiento impecable de Oscar Tabarez, el talento de Diego Forlán, el valor de Luis Suarez y unos jugadores que anatómicamente cuentan con un testículo más que el promedio.
Uruguay llegó a la semifinal de Sudáfrica 10 en representación del último mundo, tapándoles la boca a los periodistas deportivos, opacando la zamba brasileña, la imprudencia argentina y sobre todo luchando contra nosotros mismo, contra la envidia y la poca estirpe para la gloria que tiene el pueblo Sudamericano. También es verdad que no pudo más, perdió contra Holanda el pase a la final sin ser menos equipo en la cancha; murió, como estamos acostumbrados a decir, “parado”, luchando minuto a minuto su clasificación a la gloria. Esta vez la suerte, la titiritera, se vistió de naranja.

La lamentable derrota de Uruguay marca el fin del mundial para los románticos y soñadores, para los rebeldes y corajudos, y para todos los que gritamos hasta el infinito el golazo de Luchito Suarez y el penal fallado del africano Gyan. Los charrúas han demostrado con tesón y alegría que “por más que los tecnócratas lo programen hasta el último detalle, que las poderosas trasnacionales lo manipulen y exploten, el fútbol continúa queriendo ser el arte de lo imprevisto, de lo impensado, conservando su porfiada capacidad de sorpresa. Porque a pesar de que quieren convertirlo en un espectáculo, un negocio vulgar y silvestre, sigue siendo fiesta de los ojos que lo miran y alegría del cuerpo que lo juega”, como escribiera el escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano.

Este mundial fue para soñar, para escuchar declaraciones de algunos técnicos geniales como Tabarez y pervertidos como mi ídolo Maradona, para desempeñar mal nuestras labores (por la hora en que se transmitían los partidos) y envidiar los ternos satinados de Versace; este mundial se terminó inclinado para Europa y sus tecnologías deportivas; este mundial nos hizo pensar en los errores del futbol peruano, pero de una manera más nostálgica. El mundial de los románticos se acabó con la cara de perdido que puso Lionel Messia ante el calculador juego alemán, con la ira interna de Rooney, con los ojitos andrógenos que se llenaban de lágrimas cuando Kaká se iba al vestuario, con el trasero de Cristiano que buscaba las cámaras y con todos los que participaron en el comercial de Nike: Write the future.

Si bien, este logro uruguayo no quedará en la historia, alimentará la ilusión en muchos corazones. Entre la historia y la ilusión… me quedo con la ilusión.

Aquí les dejo el mejor gol del mundial y el comercial de los que no pudieron.



PRIMERA ENTRADA

Quiero dedicar esta primera entrada a mis fantasmas preferidos, a los duendes que joden y malogran mi vida, a los que me hacen ser más propenso a las enfermedades y malogran mi moral, a los pepinos que se injertan en mis huecos y a los chicos que me dan risa.

Quiero dedicarle esto a mi padre, el escribidor irracional.
A mi madre también.
A mi primo el negro y su ironía favorita.
A Joaquín y su conchudez para la vida.
A Jaime, su falta de gracia, su sobra de temperamento y su amistad.
A Leonardo Gris y su problema con las pastillas.
A Martín que ahora se quiere llamar Alejandro.
A Joan y sus pirámides.
A Alexandra Pancorvo y sus preparativos eternos para el viaje, y su talento para motivar mi talento.
A todas las mujeres que se reunían en la cuadra siete de 2 de mayo, Lince.
A Tubito con su “sisinono” y a Gianina que está aprendiendo a pararse en la tabla.
A Evelyn Nué porque nunca se olvida de llamarme.
A los cuatro gatos y en especial a Tavo y sus pantalones que con los años se pegan más a su piel.
A los chicos de la facultad: Leslie, Teff, Anie, Chacal, Luis Carlos, Conejo-Pollo, Steff, Marita y por supuesto al exitoso Hector.
A Alejandra Rodriguez y nuestras conversaciones por web-cam.
Al hijo de puta que subió el precio de los cigarros.
A Thom Yorke.
A la gente Sanbartolera!
A todo el Teatro Trilce que ojalá monten un musical.
A Roberto Salazar que ahora sale en propagandas del gobierno (si supieran que es un ebrio desadaptado).
A Raiza, la chica que beso en fotos de facebook.
A los Montero.
A los Acosta.
A los Borbón.
A Ricardo Santos; estoy seguro que él leerá mis publicaciones.
A la rusa que nunca fue mi media naranja.
A Paco Varela y Carlos Barrenechea, ambos y sus enseñanzas interminables.
Si me olvide de alguno, no jodan son las 3 am.
A Kuke, a Diego y a los abuelos.

Y bueno, está es la única cosa seria que pienso escribir. Lo demás pretendo que sea una locura.